-Dejé de creer acríticamente en Dios y en los relatores.
Y sentí un vació y una gran curiosidad; y un apetito por conocerlo todo.
Lo único que podía conocer del mundo, era lo que los otros habían escrito sobre él.
Pero a ella, solo eso le bastaba. Quería, sin comprender todavía que a mas luz mas conciencia de lo vasta que era la oscuridad.
Ella es un estado de gracia, una beatitud por la que le entregaría su alma al diablo.
Pero la sostengo por los antebrazos, una vez mas... mientras sonríe al fresco del inminente atardecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario